miércoles, 25 de junio de 2008

Cusco de fiesta: El Intiraymi en una encrucijada

Hay quienes afirman categóricamente que el Intiraymi es un espectáculo para los turistas. Yo estoy convencido que eso es falso. No es que los turistas no lo vean y que casi todos los que acceden a las butacas en las privilegiadas graderías (excepto los que consiguen invitaciones especiales por ser amiguísimos de alguna autoridad) son turistas que pagan sus 90 dólares. Sin embargo quien se haya dado una vuelta por Saqsaywaman en 24 de junio habra sido testigo que de lejos la gran mayoría de gente que se se encuentra viendo el Intiraymi son cusqueños. El Intiraymi es una escenificación que ya hace bastante tiempo es parte de lo que los cusqueños de a pie consideran propio no obstante tener recién poco mas de medio siglo. Este año, en el discurso final del Inca se transparentó esto muy claramente. Fue un discurso dirigido por un cusqueño a cusqueños contemporáneos. Esto no solo estaba marcado por su contenido - en el cual se instaba a la unidad y al esfuerzo de todos por llevar al Cusco a niveles de prosperidad comparables con el pasado - sino también por los términos con que se relacionaba con la gente: es obvio que el Único Inca, Hijo del Sol y Señor de las Cuatro Partes del Universo Entero no se dirigiría a sus súbditos diciéndoles wayqipanaykuna - hermanos y hermanas.

Este año, el INC en su afán por proteger los muros del complejo de Saqsaywaman prohibió el acceso al cerro Suchuna. Este no es el cerro donde se encuentran los grandes muros en zigzag (esta zona hace ya muchos anos no puede ser ocupada para espectar el Intiraymi). De esta forma los cusqueños, que ya veían desde lejos la ceremonia, solo podrían hacerlo desde el mas lejano promontorio de Llawllipata. Me preguntaba yo que es lo que pasaría, pues para cualquiera que ya haya visto en años previos el Intiraymi resulta obvio que solo Llawllipata no seria suficiente para acoger a todos los cusqueños que acuden a ver la escenificación.

Ya en noticieros se había criticado esta decisión del INC pues ella excluía a los cusqueños del Intiraymi que se tornaría así en un espectáculo exclusivo para turistas capaces de pagar 90 dólares.
Pues bien, lo que sucedió ayer es que los policías y personal del INC que estaban cuidando que la gente no ingresara al cerro Suchuna simplemente fueron desbordados por la multitud cuando apareció el Inca en escena. Una vez roto el cerco policial la gente corrió por los cerros a coger la mejor ubicación. Felizmente nadie terminó rodando por la ladera y no hubo accidentados. El Intiraymi se llevo a cabo nuevamente con los cusqueños como la mayoría de espectadores.

"Durante un momento de la ceremonia, cientos de pobladores se apostaron en el cerro Suchuna, lugar donde en años anteriores se ubicaban para apreciar la fiesta, pero cuyo acceso ayer estuvo cerrado hasta la aparición del inca representado en esta oportunidad por el actor cusqueño Nivardo Carrillo. Era aproximadamente, las 14:00 horas cuando la comitiva oficial llegó hasta la explanada sagrada y en esas circunstancias, el cerro Suchuna que se encontraba resguardado por efectivos del orden, fue repentinamente invadido por los pobladores. No importaron los golpes ni los tropezones, simplemente la población quería espectar su máxima fiesta inca que cada año se "elitiza" y así lo hicieron".

De esta forma la escenificación del Intiraymi se encuentra en una encrucijada de elementos centrales en la concepción del cusqueñismo contemporáneo: La protección del patrimonio arqueológico en contradicción con la participación y acceso de los cusqueños a la representación de sus glorias pasadas. Una solución puede ser el hacer el Intiraymi en otro lugar, pero es difícil pensarlo en otro escenario, uno que recurra a piedras incas hechas de papel mache. Otro es evaluar con mayor rigurosidad donde y hasta que punto los cusqueños pueden estar en el cerro Suchuna.

Habría que ver también que se hace para que no haya esa diferencia tan obscena entre los cusqueños de a pie que desde que han nacido van al Intiraymi y tienen todo el derecho de seguir apreciándolo y solo lo logran hacer desde cada vez mas lejos y los turistas que tienen la mas privilegiada vista del espectáculo previo pago de 90 dólares.

En todo caso, si es que la conservación del sitio arqueológico excluya a los cusqueños de apreciar el Intiraymi, pues no habrá otra alternativa que hacer esta representación en otro sitio. Ya es bastante fuerte el sentimiento de exclusión provocado por el rápido crecimiento del turismo para que nuestras propias autoridades contribuyan a exacerbarlo en lugar de promover mayor inclusión y luchar contra la extrema desigualdad de nuestra sociedad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!

Me puedes decir si los participantes en el festival de Inti Raymi reciben algún tipo de recompensa por su "performance"? Ningún artículo que he podido leer (hasta estos momentos) sobre Inti Raymi menciona mucho sobre lo económico del festival. Tal vez me equivoco.

Saludos de otra estudiante de doctorado,
Mary Barnard
melizab@rci.rutgers.edu

Guillermo Salas Carreño dijo...

Hola Mary,

La idea es que se hace una licitación que gana alguna institución dedicada a eventos culturales afines. Puede ser el Centro Qosqo, Filigranas Peruanas, etc. Yo asumo que estas instituciones pagan a su elenco por su actuación. También asumo que el pago es bastante diferenciado. Lo que recibe el inca no creo que lo reciba uno de los personajes menores.
Los soldados son efectivamente soldados del ejercito peruano... y la verdad no sé si reciban algo. Bueno... pero no conozco de fuente escrita que pueda fundamentar mis dichos. Lo mejor es que cuando estés en Cusco vayas a entrevistar a quienes estuvieron a cargo de la puesta en escena.
Espero te sea de utilidad.