viernes, 20 de noviembre de 2009

Pishtacos


Esta claro que hay algo bastante oscuro respecto a la extraña noticia de los pishtacos de Huánuco, una banda capturada por la policía que vendería grasa humana a precios alucinantes en Europa.
Dado que no existe un mercado transnacional de grasa humana, que la policía ha hablado de sesenta muertos cuando hay uno solo, que la zona está vinculada al tráfico de drogas todo parece indicar que es un gran papelón de la policía, mezclado quizás con oscuros intereses de traficantes de drogas y quizás inclusive  un psicosocial (como entender el comportamiento de la policía?) - bastante inoportuno diría yo porque estamos bien distraídos con los asuntos del espía peruano/chileno cuando hay conflictos graves en Espinar, Apurímac y Madre de Dios entre otros, que requieren urgente atención.     Ver el reportaje de Prensa Libre aquí y aquí.     Pero claro, aquí no acaba el asunto.
En los comentarios de algunos blogs, en las críticas de algunos comentaristas, esta tambien muy clara la idea de que estos mitos y creencias están equivocados de cabo a rabo, son mentiras, son producto de la ignorancia y la falta de educación.  Rosa Maria Palacios dice esto diplomaticamente: “Yo creo que las personas sencillas en los Andes peruanos tienen todo el derecho de creer en determinados mitos y leyendas, que no son más que eso, leyendas. Pero que la autoridad promueva el embrutecimiento popular diciendo que la grasa humana es comercializable es algo inadmisible”  
El punto fundamental de las narraciones del pishtaco, que está ausente en todas las opiniones que he visto en los medios hasta el momento, es que son referencias directas a las jerarquías socioculturales en el país. En estas historias el extranjero, ingeniero, antropólogo, minero, gringo, el peruano de la elite, es imaginado como capaz de asesinar a indígenas para conseguir la materia prima de mercancías fundamentalmente superfluas (perfumes, cremas para la piel) o necesarias para instrumentos que sostienen su poder (armas, satélites artificiales). Entonces este mito trata de la inequidad y de formas extremadamente violentas e ilegitimas de acumulación de capital que suponen no solo la explotación sino la reducción de los cuerpos indígenas a meras mercancías (son personas convertidas en meras fuentes de materia prima).
Esto presupone varias cosas: Que esto sucede pues los indígenas no están protegidos por las instituciones del Estado y que esto sucede inclusive con la colaboración de estas instituciones. Esto es, que el mito comenta sobre la negación de la ciudadanía a los indígenas. Para corroborar esta visión solo es necesario haber leído un poquito de historia o leer unas páginas del informe final de la CVR.
Comenta también sobre su posición en el sistema capitalista global: no están excluidos (como muchos quieren pensar) sino que su situación de pobreza se debe precisamente a la forma como están articulados con el sistema capitalista global.  Esta situación es obvia cuando se ve como se articulaba y articula el mercado de lana en el sur andino con la demanda internacional, también esto es obvio cuando se pone atención al tema tan de moda de la minería y su larga historia en los Andes.
Y el asunto de lo superfluo del producto final para el cual son asesinadas las víctimas del pishtaco tampoco es una exageración. Pensemos en el estado que se niega a dar reparaciones individuales y que el mismo estado se negó a cumplir lo que ofreció: poner un impuesto a las escandalosas sobreganancias mineras. Pensemos en los niños que todos los anos se mueren de frio en las alturas del sur andino y pensemos en los negocios corruptos que involucran a la crema y nata de este gobierno. Solo escuchar como Rómulo León y sus secuaces hablaban de asuntos nacionales como si estuvieran hablando de un pequeño chanchullito sin importancia nos dice bien claramente que la ultima prioridad de nuestra sociedad es realmente cambiar la situación de pobreza extrema que es la causa de tan infamantes muertes.
En fin, podría seguir pero creo que es suficiente. Los mitos no son narraciones que pretenden la misma relación con la realidad que pretende un artículo periodístico (a estas alturas debe quedar claro que la relación entre un articulo periodístico, o la ciencia en general para ser mas amplios, con la realidad es cualquier cosa pero menos directa). Cuando la gente habla usando mitos no pretende hacer lo que hace un articulo periodístico. Sin embargo eso no quita que los mitos sean poderosas formas de comentario sobre la realidad contemporánea. No se trata pues de simples rezagos culturales “premodernos” condenados a desaparecer debido al avance irrefrenable del progreso. Eso debería estar claro.  
En fin. Tampoco hay que darselas de descubridor de sebo de culebra (en este caso). Para esta perspectiva en el asunto de los pishtacos ver: 
Taussig, M. T. 1986. Shamanism, colonialism, and the wild man : a study in terror and healing. Chicago: University of Chicago Press.  paginas 238-241.
Behar, R., and B. Mannheim. 1995. In dialogue: the couple in the cage, a Guatinaui Odyssey. Society for Visual Anthropology review 11:118-127. (paginas 123 y 124).        Weismantel, M. 2001. Cholas and pishtacos : stories of race and sex in the Andes. Women in culture and society. Chicago: University of Chicago Press.       Ansión, J. 1989. Pishtacos de verdugos a sacaojos. Lima, Perú: Tarea.       El clásico que da un contexto historico bastante completo es pues Morote (el padre): 
Morote Best, E., 1988. Aldeas sumergidas : cultura popular y sociedad en los Andes. Biblioteca de la tradición oral andina. Cusco: CBC.      Fotos de aquí y aquí.