lunes, 12 de mayo de 2008

El izamiento de la bandera y un milagro más del Señor de Quyllurit’i

Cada domingo en la Plaza de Armas del Cusco presenciamos la celebración de un patriotismo entendido como exclusivamente militar. Cada domingo volvemos a reafirmar que la única manera en como los civiles pueden expresar patriotismo es desfilando con paso marcial. Cada domingo sorprendidos turistas se preguntan ¿por qué los escolares marchan como militares? ¿Cómo? ¿En su país no desfilan los escolares? Pues esta costumbre no es muy extendida en nuestra aldea global. Particularmente en Europa un ciudadano promedio asociaría esta costumbre con tendencias fascistas o nazis.

Pero a nosotros no nos sorprende que escolares de todas las edades tengan que desfilar militarmente. Como muchos otros, yo también fui víctima de esta tradición. Durante mi adolescencia pasé innumerables mañanas dominicales parado como un poste, tostándome al sol, disfrazado con borceguíes, guantes, cordones, escarpines, cristina y demás parafernalia militar. Mi esfuerzo, como el de muchos otros escolares, debe ser aun más reconocido pues muchas veces este suplicio era superlativo debido a las secuelas de la fiesta de quince años de la noche anterior. Dudo mucho que las tantas veces que asistí al izamiento de la bandera y que marché en impecable, sudoroso y esforzado paso de desfile la interminable cuadra frente a la catedral tuvieran alguna consecuencia positiva en mi patriotismo o mejoraran mi disciplina. Lo único rescatable era lucirse frente a las chicas de otros colegios y, con algo más de audacia, hacerles el habla.

Pero este no es el caso solamente de los escolares. Universitarios, docentes, colegios profesionales, y cualquier institución civil que participe en este izamiento de la bandera termina desfilando en disciplinada formación militar y entusiastamente llevan el paso, el bombo en el pie izquierdo… pasan adustos sudando patriotismo! ¿Como vamos a combatir el autoritarismo si lo celebramos así cada domingo?

Sin embargo hace dos domingos ocurrió un milagro. La Nación Tawantinsuyo – que reúne a las comparsas que peregrinan al santuario de Quyllurit’i y que provienen de la ciudad del Cusco – celebrando su aniversario participó en el izamiento de la bandera nacional y la del Cusco.

Ya en el emplazamiento de los distintos batallones, gremios, colegios y demás, se notaba algo distinto en el aire. Las cuarentaitantas comparsas de la Nación Tawantinsuyo llegaban con sus trajes y sus músicos… y al final invadía la plaza el bullicio de pitos tan característico de los pabluchas o ukukus. Su travesura inherente causo algarabía entre los turistas, aunque luego de la foto siempre terminaban reclamando a su estilo una retribución por su imagen capturada. Las bromas llegaron a incomodar a alguien en la serisima organización de tan magno evento, tanto así que a las autoridades de la Nación se les pidió que controlaran a los ukukus revoltosos.

Una vez comenzada la ceremonia, el Caporal de la Nación, correctamente vestido de ukuku, fue uno de los encargados de elevar el emblema del arcoiris en medio de Hawqaypata. Pero lo mejor indiscutiblemente llego después. Luego de que pasaran marchando marcialmente unas pobres escolares, el colegio de farmacéuticos, una escuela de turismo, y no se quien mas… el conjunto de los músicos de las diferentes comparsas reemplazo a la banda del ejercito y sus marciales marchas. La música del Wayri Ch’unchu, la preferida del Señor de Quyllurit’i, invadió la Plaza de Armas y las cuarentaitantas comparsas empezaron a pasar todas bailando el Chakiri Wayri, como todo buen peregrino debe hacerlo en el Santuario al pie del nevado Qulqipunku.

La gente aplaudía con entusiasmo inusual. Mi alegría llego a su pico cuando al final de todos los danzantes llegaban todos los ukukus juntos, todos soplando sus pitos, todos bailando el Chakiri Wayri solo como los ukukus lo hacen. Con disciplina y con joda al mismo tiempo, frente a las adustas autoridades militares, municipales y demás que estaban en el estrado de honor.

No es mi intención idealizar a una organización, la Nación Tawantinsuyo, que tiene obviamente jerarquías y que no esta exenta de autoritarismo (¿como podría estarlo?). Lo que celebro es que en su participación en el izamiento dominical la Nación Tawantinsuyo esta construyendo una forma diferente de celebrar a la nación y a la región.

Me dirán quizás que pasar bailando por la Plaza de Armas no es nada nuevo para los cusqueños. Que eso se hace hasta el cansancio en las fiestas del Cusco. Yo digo que este caso no es igual. En las fiestas del Cusco, cuando se baila en la Plaza se esta representando a otro, normalmente a campesinos romantizados que visten pulcramente ropas tradicionales (que ningún campesino usa en la realidad). En las fiestas del Cusco, en gran medida se trata de danzas que son recreaciones, estampas de cómo supuestamente es cierta fiesta en el campo (el típico titulo es “el Carnaval de XX”). Se trata de “captaciones” que observadores de fiestas rurales hicieron y con ellas luego elaboraron una danza que “representaba” dicha fiesta. En contraste, quienes danzan en Quyllurit’i no lo hacen usando estampas o recreaciones. Se baila danzas devocionales que son muy distintas a las representaciones de campesinos que se han ido elaborando en la ciudad. Quienes bailaron hace dos domingos en la Plaza de Armas no estaban representando indios imaginarios, estaban presentándose a ellos mismos como peregrinos, estaban reafirmando el carácter religioso del baile, estaban mostrándose ante las autoridades, el publico y las demás instituciones como un grupo que considera mucho mas importante seguir las etiquetas rituales que dictan su fe en un santuario al pie de un nevado que la etiqueta militar a la cual se sujetan todas las instituciones civiles que participan en estos izamientos dominicales.

Quizás mi entusiasmo es exagerado. Es posible. En todo caso, hay que festejar que en estos izamientos haya quienes resistan a seguir el paso de desfile y llevar el bombo en el pie izquierdo. Los civiles no tendríamos porque pasar como militares en el izamiento de la bandera, mucho menos los escolares. Quizás lo mejor seria cancelar esto de izar la bandera cada domingo y buscar otras formas de celebrarnos como nación y como región. En todo caso, hay que dar gracias a los hermanos de la Nación Tawantinsuyo por la fiesta en la Plaza el pasado domingo y también agradecer al Señor de Quyllurit’i por este milagro que ojala tenga la generosidad de reproducir y propagar –quien sabe de que maneras- en el resto de instituciones civiles de la región y el país.

PD: La peregrinación a Quyllurit'i ya la tenemos encima. Todo ocurre la próxima semana. Parece que va a ser inusualmente fría (esto es super super fría). Ya estoy alistando mis chivas.

PD: En Lima la celebración es el 1ro de Junio. Temprano en la Iglesia de San Sebastian y, si todo esta bien, luego en la catedral (!Gracias David!).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno tupost, mi querido Guillermo. Y sí, es claro el contenido autoritario y militarizado de nuestro patriotismo. Y la imagen que has recogido es muy buena para graficar esa realidad: los desfiles del Domingo. Y eso se dan a lo largo del país, incluso en la megalópolis Lima. Y, por supuesto, también en las comparsas que son parte de nuestro "folklore"; si no, basta con darle una mirada, por ejemplo, a las comparsas de la Fiesta de la Virgen del Carmen de Paucartambo e incluso en las del Señor de Qoyllorit'y, en las que las marchas que acompañan las danzas son típicamente militeres: la Diana; o siempre están el caporal y los soldados o la tropa. Nuestra cultura, entonces, está profundamente militarizada, lo que debe explicarse por el rol que, en nuestras sociedades, especialmente las rurales, desempeñó el "servicio militar".

En cuanto a tu entusiasmo por lo que viste de los integrantes de la Nación Tawantinsuyo, me parece interesante, aunque quizá no es más que la muestra de que algo está cambiando, lenta pero realmente. Y espero, sinceramente, que en el Cusco y en el Perú se supere esa idea absurda de que el patriotismo tiene que manifestarse con ese contenido militar y autoritario, de gritos y marcadas jerarquías.

Guillermo Salas Carreño dijo...

Hola Derik,
Gracias por el comentario.
Si pues, de hecho me quede pensando en todo lo militarizado de la organizacion de las naciones de Quyllurit'i luego de mandar el post. Y si bien los danzantes rompieron el marco oficial militar, su participacion no dejaba tambien de tener un dejo 'disciplinado' y en cierto sentido 'militar'.

Anónimo dijo...

las manifestaciones autenticas del pueblo, estan siendo reemplazadas, cada vez mas por las representaciones que se hacen para el turismo. tal vez la celebracion de qoyllur riti en lima, tenga mas autenticidad que otras.
espero tu cronica desde chinicara
carlos olazabal

Guillermo Salas Carreño dijo...

Estimado Carlos,

Gracias por el comentario. No estoy tan seguro de tu primera afirmacion. En general lo que se presenta en las fiestas del Cusco no esta pensado para los turistas quienes no constituyen la mayoria que las consume y disfruta. Lo mismo puede decirse de la cada vez mas fastuosa celebracion del Corpus. Que los turistas esten alli y la puedan ver no contradice que esta fiesta siga siendo esencialmente de y para los cusquenos.
Acabo de llegar de Quyllurit'i y todo es tan apabullante alla que no se si podre hacer un post de eso.