Para los cusqueños los sitios inca son sagrados. Esto lo suelen decir explícitamente muchísimos cusqueños, lo que es profundamente cierto en un sentido amplio de lo sagrado. Tal como Maurice Godelier sostiene, las únicas cosas que no están sujetas al intercambio, aquellas de las que un grupo no puede desprenderse, son las que definen la identidad colectiva. Justamente en esto consiste su sacralidad. En la mayoría de culturas de pequeña escala se trata efectivamente de objetos sagrados en un sentido estrecho de lo sagrado y lo religioso.[1] Sin embargo en un sentido más amplio también se tienen objetos y lugares sagrados en las sociedades capitalistas. Por ejemplo, los íconos nacionales están profundamente ligados a identidades colectivas. Nadie podría negar por ejemplo que el Arco del Triunfo en París, con sus interminables listas de batallas ganadas y donde como en muchos otros templos se cuida un fuego inextinguible, es un lugar sagrado del nacionalismo francés. Lo mismo se puede decir del Museo Británico que muestra a sus visitantes la celebración de una diáspora imperial esencial en la emergencia de Gran Bretaña --y el Reino Unido-- como potencia mundial.
Los monumentos incas son la prueba fehaciente de lo que los incas fueron capaces de hacer y ocupan un lugar fundamental en la constitución del cusqueñismo contemporáneo. Los incas además de ser considerados ancestros por los cusqueños contemporáneos, son héroes civilizatorios, imaginados como forjadores de una sociedad utópica en contraposición a la poco utópica realidad que se vive en el presente. Este regionalismo es, como toda ideología, una construcción social. La gran mayoría de cusqueños contemporáneos, más allá de sus diferencias de clase y de cultura, y ciertamente con matices distintos, consideran los sitios incas como sagrados. Esto es un hecho social, y en tal sentido es real pues ningún individuo por si mismo puede cambiar eso por más que le moleste o le parezca ‘huachafo’.
Quizás habría que recalcar que esta relación entre los cusqueños y los monumentos incas es diferente a como se dan estas relaciones en otras regiones del país. Si bien hay lugares en el sur andino en que este tipo de relación es algo similar (como por ejemplo en Ayacucho con los Wari, o en Andahuaylas con los Chanka) no se da en la intensidad en que se expresa en Cusco, debido en parte a que los incas fueron el imperio más poderoso y extenso, lo que esta inscrito en la monumentalidad de su arquitectura que rebasa en ámbito cusqueño (e.g. Viscashuaman, Huánuco Viejo), además de ser el más reciente entre los estados prehispánicos. Esta particular forma de construcción de identidad regional ciertamente es muy diferente a lo que pasa en Lima. Quienes acuden a la huaca Pucllana lo hacen porque hay un espectáculo de danza moderna o porque quieren comer en el restaurante (...y pueden pagar estos antojos). La huaca Pucllana no es pues sagrada para aquellos pocos que ‘la visitan’. Menos aun visitan Puruchuco que ha quedado bastante arrinconado por construcciones, entre ellas el Estadio Munumental de la U, de lejos un santuario mas importante para muchísimos limeños. Estas diferencias ideológicas hacen que, con facilidad, los limeños tiendan a percibir chovinismo en los cusqueños.
Es cierto que esta ideología, como cualquier otra, tiene sus bemoles y ha sido construida, en parte, en oposición a Lima o lo que es y ha sido Lima en el imaginario cusqueño. Esto tiene una larga historia que se puede rastrear a principios del s. XVIII, es clara en los primeros años de la república, en el desmantelamiento de la Confederación Perú Boliviana o en el indigenismo cusqueño de la primera mitad del s. XX. Cierto es también, como esta ocasión demuestra claramente, que desde Lima se ha hecho mucho más de lo suficiente para alimentar y reconfirmar una visión esencialmente negativa de Lima en el Cusco.[3]
Pero estos lugares no solo son sagrados, sino que son los que en gran medida han permitido el desarrollo del turismo hasta constituirse en la principal actividad económica de la región. Los cusqueños en general tienen simpatía por los turistas que vienen a admirar los sitios inca, el paisaje, la arquitectura y arte colonial. El hecho mismo que gente de tan diferentes partes del mundo considere que los monumentos incas y los demás atractivos de la región son dignos de costearse un largo viaje no hace sino reafirmar la sacralidad de estos monumentos y el orgullo regional cusqueño.
Sin embargo en la última década, el crecimiento del turismo, la llegada de grandes inversiones extranjeras ha hecho patente algunas contradicciones que ya venían emergiendo desde los ochenta. La doble cualidad de los sitios inca, como lugares sagrados y como atractivos turísticos, hace que los cusqueños sean particularmente sensibles al turismo de varias maneras.
Una primera es que al incrementarse restaurantes, hoteles, y servicios para turistas de élite, al mismo tiempo ha crecido una sensación de exclusión. Esto es evidente en el centro de la ciudad en el que, con contadas excepciones, han desaparecido los lugares a los que los cusqueños acuden a comer, tomar un café o una cerveza. Por un lado tiene que ver con una cuestión de precios pero, por otro, es porque los cusqueños (y los peruanos en general) tienden a ser tratados como clientes de segunda. Existen no pocos restaurantes en los que es no se encuentran cartas en castellano. Los mejores lugares a los que acuden los cusqueños de clase media a comer una pizza, por ejemplo, hace ya buenos años que no se encuentran en el centro de la ciudad. Obviamente esto es algo que tiene que ver con clases medias urbanas para cuyos padres el centro de la ciudad era suyo.
Un segundo problema, mas amplio y que cruza las clases sociales y diferencias culturales, es que existe la percepción que los beneficios del turismo, que es posible por la existencia de estos lugares sagrados, beneficia mucho a pocos y muy poco o nada a la mayoría. A veces expresada en términos maniqueos (el turismo no beneficia a los cusqueños) o en forma más matizada, es una percepción generalizada en la mayoría y tiene pues algo de cierto. De acuerdo a los datos de la Dirección Regional de Turismo:
De los 210 millones –dice Jean Paul Benavente, director regional de Turismo– la empresa Perú Rail (la operadora monopólica de la línea férrea Cusco-Machu Picchu) se queda con el 20%, los hoteles de 4 y 5 estrellas con el 15% y las instituciones públicas como el INC y las municipalidades con el 7.5% (por los ingresos a los monumentos arqueológicos que se reinvierten en su conservación).[4]
Por otro lado la población de la región del Cusco es muy pobre (“El 51% de su población vive en situación de extrema pobreza, hay 23% de analfabetismo, 45% de los niños sufre de desnutrición crónica y el 30% de la población carece de servicios de electricidad, agua y desagüe.”[5]). Las provincias más pobres de Cusco se encuentran con índices de desarrollo humano similares a países pobrísimos (estas ocuparían el puesto 153 y 154 en el ranking mundial del desarrollo humano que va de 1 a 177). .
No solo el Cusco es una región pobre (se encuentra en el puesto 20 de 24 en el ranking entre regiones del país de acuerdo al índice de desarrollo humano), sino que es – luego de Lima – la región que presenta mayores desigualdades entre sus habitantes de acuerdo a este mismo índice desarrollado por el PNUD.
Distrito con más alto y más bajo
Índice de Desarrollo Humano (IDH) por región.
Informe de Desarrollo Humano 2006.
Región | Ranking (1-24) | Distrito con | Distrito con | Diferencia |
Lima | 1 | 0.8085 | 0.5034 | 0.3051 |
Tacna | 2 | 0.6879 | 0.5864 | 0.1015 |
Ica | 3 | 0.6716 | 0.5757 | 0.0959 |
Cusco | 20 | 0.6252 | 0.4309 | 0.1943 |
Apurímac | 23 | 0.5893 |
| 0.1431 |
Huancavelica | 24 | 0.5474 | 0.4013 | 0.1461 |
Fuente: Elaboración del autor a partir de PNUD-Perú. 2006. Hacia una descentralización con ciudadanía. Informe sobre Desarrollo Humano Perú 2006. Lima.
Si se combinan estos elementos tenemos que el notorio crecimiento de la inversión extranjera en el turismo local en la última década ha sido percibido cada vez más por la mayoría de cusqueños como un doble proceso que involucra a los lugares que definen y que está en el corazón de su ser cusqueño: Por un lado estos lugares son percibidos como cada vez más controlado por extraños. Por otro, la riqueza que es generada gracias a estos lugares sagrados termina beneficiando a un pequeño grupo y a grandes compañías foráneas mientras las mayorías empobrecidas son dejadas de lado.
No sorprende pues que una norma que promueva la adjudicación de áreas aledañas o contiguas a estos sitios incas a empresas capaces de construir negocios orientados a turistas de élite (hoteles de mínimo 4 estrellas y restaurantes de mínimo 4 tenedores) provoque la indignada oposición de la gran mayoría de cusqueños. Esta norma no solo es percibida como más de lo mismo, sino que es vista como sancionando la enajenación de los lugares sagrados y su profanación a manos de capitales extranjeros.
Llegado a este punto, tanto los representantes del gobierno como un buen grupo de medios de comunicación de la capital me dirían airadamente: ‘Pero la ley ya ha sido modificada, y depende de la autoridad regional que la norma se aplique o no en cada región, No tiene sentido que los cusqueños hicieran un paro de 48 horas y ahora amenacen con uno de 72’. Y luego formular alguna versión de la teoría de la compulsiva irracionalidad cusqueña.
Para explicar la persistencia de las protestas hay que articular varios elementos:
Respecto a la norma en concreto habría que decir que ha sido percibida como una imposición vertical desde la capital. No se hizo ningún esfuerzo por explorar cuales podrían ser las reacciones ni en consultar a las autoridades regionales. Como dijo Yehude Simon, presidente de Lambayeque, si el Gobierno y el Congreso hubieran dialogado con las regiones antes de tomar decisiones se habrían evitado por lo menos tres de los conflictos recientes (el que nos ocupa, el del tercio superior, y el paro agrario) (Somos 1107). El gobierno y el congreso, así como mucho de la prensa capitalina, demuestran un desconocimiento supino de las particularidades culturales de las distintas regiones del país, de modo que como mínimo deberían consultar para que las cosas no les estallen en la cara.
Metida la pata, la modificación de las normas no pasó por el dialogo sino que fue realizada unilateralmente por el Congreso. La modificatoria no guardó las formas mínimas de un acercamiento y diálogo. Aquí también hay que decir que el presidente regional no acepto un llamado de Jorge del Castillo a dialogar sobre el problema. Ademas, se me dirá que de acuerdo a la Constitución tomar estas decisiones y emitir leyes son atribuciones Ejecutivo y del Congreso. Pues bien, si es que eso trae como consecuencia estos problemas (ojo que este no es un problema aislado sino que los problemas con las regiones son múltiples) es obvio que hay que cambiar la forma en que estas políticas y decisiones son tomadas de modo que se incluya en este proceso a las autoridades regionales. Aferrarse a como están establecidas las reglas no va a solucionar las protestas. Lo que tiene que cambiar es la normatividad para ajustarse a lo que exige la sociedad. Esto es más urgente cuando hay un proceso de transferencia de funciones a los gobiernos regionales que es sumamente reciente y que fue iniciado de una manera improvisada por decir lo menos.
Realizada la modificación de esta forma, en el Cusco se percibió que esta era una manipulación centralista para aparentar que las cosas estaban bien. Los ánimos ya estaban demasiado caldeados para que los cusqueños se convencieran que esta modificación efectivamente solucionaba el problema. Aquí es clave el asunto de la desconfianza en todo el aparato del estado, incluidas las autoridades regionales y locales. Esta desconfianza no se explica por el resultado de una educación que cultiva el resentimiento, como Gustavo Rodríguez sugiere. Los cusqueños solo tenían que ver la televisión y leer los diarios que llegaban de la capital la forma en que se describía y comentaba su protesta para desconfiar de las autoridades nacionales y de los mismos medios. Como las falsas promesas, los cambios de planes de gobierno, el ninguneo a los campesinos y las mecidas a los sectores populares son pan del día en el país, es obvio que sería irracional confiar en las autoridades y en el estado. Los cusqueños y los peruanos en general no tenemos motivos racionales para confiar en el Congreso, en el Ejecutivo ni en el Poder Judicial, y tampoco en los medios de comunicación. Esto es sumamente evidente en muchas encuestas de opinión. El gobierno no está haciendo más que fomentar y reafirmar esta desconfianza.
Esta desconfianza también se expresa y es parte de la fuerte fragmentación de la representación política y carencia de liderazgos. Este tampoco es un fenómeno cusqueño sino peruano (para no ir más lejos). Gracias a esta crisis es que el señor García se encuentra donde se encuentra luego de su desastroso primer gobierno. Ya antes de las protestas tanto el presidente regional como la alcaldesa provincial tenían muy poca aprobación. Para el ciudadano de a pie y para los medios de comunicación locales tanto la alcaldesa como el presidente regional ‘no hacen nada’, ‘no hay obras’. Es falso que estas autoridades hayan instigado las protestas para salvarse de la revocatoria. Contrariamente a lo que se dice en medios capitalinos, estos se subieron al carro de las protestas una vez que ya era evidente su contundencia. Si del primer paro ya habían salido magullados, su inicial falta de apoyo al paro de 48 horas no hizo sino agravar su situación de desprestigio. Pero el disgusto de la ciudadanía no solamente estaba dirigido a las autoridades regionales y locales. Ya había un fuerte descontento con el gobierno central. Hay que recordar que el señor García no ganó las elecciones en el Cusco ni en el Sur Andino. Si a eso añadimos que no ha cumplido con sus promesas de la campaña electoral (revisión del TLC, impuesto a las sobreganancias mineras, rebaja de las tarifas de los servicios básicos, y en general, ‘cambio responsable’) tenemos que este rechazo se torno en un malestar más profundo. Con el aumento de precios de los artículos de primera necesidad que se viene dando esto solo recrudeció más.
Este malestar con las políticas del gobierno central no era simplemente un malestar construido en las conversaciones familiares o de amigos. Lentamente en los últimos años se han ido reconstituyendo las organizaciones populares que fueron desarticuladas durante la época de la violencia y la dictadura fujimorista. Otras nuevas además han venido emergiendo. El tejido de organizaciones populares en el Cusco ha ido fortaleciéndose. Se trata de gremios antiguos como la Federación Agraria Revolucionaria Túpac Amaru del Cusco, la Federación Departamental de Trabajadores del Cusco, el Sindicato de Construcción Civil y Artes Decorativas, Mercados Unidos o la Federación Universitaria Cusco. También han emergido múltiples pequeñas organizaciones de base como asociaciones barriales, redes juveniles, grupos de artistas contraculturales, emergentes formas de movimientos indígenas, activistas feministas, grupos ecologistas de distintos matices, una vital movida punk, entre otros. Existen asimismo esfuerzos de articular estas heterogéneas organizaciones reflejadas en la emergencia del Foro Solidario Cusco cuyas primeras reuniones coincidieron con el paro regional de 48 horas.
En el paro de 48 horas, en las calles, no se protestó solamente por las leyes en cuestión sino que se criticaba abiertamente la política económica y el inclumplimiento de las promesas electorales del gobierno, se expresaba el profundo malestar por los insultos y la arrogancia gubernamental y de ciertos medios capitalinos, se criticaba abiertamente a la jerarquía eclesiástica y el manejo de los bienes monumentales manejados por esta, circulaban panfletos reclamando unos una Asamblea Constituyente, otros que el Perú adopte un sistema federal, y los más radicales proponiendo la independencia del Cusco (argumentando que con el turismo, el gas y las minas presentes en la región bastaba y sobraba riqueza para construir una sociedad mejor sin la tutela limeña).
Con este panorama, es muy probable que la plataforma de reclamos para el anunciado paro de 72 horas sea ampliado más allá de la derogatoria de las leyes 29164, 29167 y 29202. Asimismo los dirigentes de las protestas cusqueñas están haciendo esfuerzos para coordinar una plataforma de paro macroregional que incluya al menos Arequipa. Apurímac y Puno. La gente está muy molesta en el Cusco. Tal como está actuando el gobierno, dado el debacle de la aprobación del presidente regional y la alcaldesa provincial y con la heterogeneidad de las organizaciones involucradas en la organización de las paralizaciones dudo mucho que pronto el malestar cusqueño se apacigüe.
[1] Godelier, M. 1998. El enigma del don. Barcelona: Paidós.
[3] Ver, por ejemplo, Méndez, C. 1995. Incas sí, indios no : apuntes para el estudio del nacionalismo criollo en el Perú, 2. edition. Lima: IEP; Walker, C. 1999. Smoldering ashes : Cuzco and the creation of Republican Peru, 1780-1840. Durham: Duke University Press; De la Cadena, M. 2000. Indigenous Mestizos : the politics of race and culture in Cuzco, Peru, 1919-1991. Durham, NC: Duke University Press; Fisher, J. 2000. El Perú Borbónico. 1750 - 1824. Lima: IEP; Tamayo Herrera, J. 1980. Historia del indigenismo cuzqueäno, siglos xvi-xx. Lima: Instituto Nacional de Cultura.
[4] Huilca, Flor. Detrás de la Postal. Domingo. Suplemento del diario La República. 24 de febrero de 2008.
[5] Huilca, Flor. Detrás de la Postal. Domingo. Suplemento del diario La República. 24 de febrero de 2008.
7 comentarios:
Estoy de acuerdo con las razones que no se toman en cuenta para entender la protesta. Sin embargo, me parece que tu explicación de la relación sacro-cultural no es en este punto suficientemente válida. Con esto no quiero decir que no haya que tomar en cuenta los sistemas culturales y simbólicos de las personas para entender el comportamiento masivo. Pero justamente, hay que verlos como parte la protesta, como la suma de iniciativas individuales que en una coyuntura se conjugan y forman un movimiento o una explosión masiva de intereses.
Del mismo modo, dar aquella afirmación, en función de intereses culturales no brinda una respuesta a la pregunta. A lo mucho, si es el caso, pudo haber sido la gota que volteó el vaso y convirtió una incomodidad en protesta colectiva.
Me parece que para este caso, la lógicas de permisión y espacios de poder hacen una explicación más acertada. ¿Por qué el presidente regional demoró tanto en manifestarse al respecto y tomó partido por el Foro solidario de Cuzco?
La institucionalidad (es decir, el permiso ofical de una agente gubernamental) fortaleció los mecanismos y espacios de protestas. Los grupos organizados en Cuzco han no han estado contentos ni con el desempeño de la alcaldeza ni con el del presidente regional desde hace mucho. Al sentirse el presidente regional presionado y viendo una posible manifestación en contra del gobierno regional, decidió ponerse la camiseta y estar a favor, por ahora de sus adversarios políticos y ganar réditos políticos y eliminar una destitución por parte de su propio pueblo.
El pueblo cusqueño, la gente de a pie, no tiene por qué conocer, como ninguno de nosotros, las condiciones legales para el turismo. Muchos cuzqueños tienen ya pequeños negocios aledaños a las ruinas y monumentos. Y aunque Rosa María Palacios lo redujo a una protesta económica, es cierto que muchos cusqueños pueden perder trabajo al entrar las grandes inversiones.
Por otro lado tienes a los movimientos sindicales agrarios que aprovechan también para hacer reclamos que de una u otra forma son relevantes para ellos o para simplemente hacerse notar.
Al existir una plataforma institucional que respalde una protesta, más intereses económicos individuales y pugnas de poder entre asamblea popular y el gobierno regional, era mucho más fácil una explosión masiva que tenga como centro este tema, al ser un tema sensible como tradición cusqueña. Pero de eso a ponerlo al centro hay mucho trecho, independientemente de las razones expuestas de algunos dirigentes.
Luna, gracias por tu comentario.
No creo que mas hoteles de 5 estrellas quiten el trabajo a nadie. Todo lo contrario, aunque claro se tratara de unos pocos puestos de trabajo. Tampoco hay ninguna evidencia de temor ante estas inversiones, sino de indignación porque esta es excluyente y porque la riqueza producida es posible gracias a los sitios inca.
La dinámica política entre sindicatos, municipios y gobierno regional no explica, desde mi punto de vista, lo masivo de las protestas.
Interesante texto Guillermo. Estabamos comentando con algunos amigos y compañeros del Foro Solidario Cusco incluirlo (con solicitamos tu permiso) junto a otros intentos comprensivos de la la presente situación cusqueña, en una publicación sobre las jornadas del paro que como bien dices, conicidieron con el Foro...
Respecto al comentario anterior del Sr. Luna:
"Me parece que para este caso, la lógicas de permisión y espacios de poder hacen una explicación más acertada. ¿Por qué el presidente regional demoró tanto en manifestarse al respecto y tomó partido por el Foro solidario de Cuzco?"
La verdad, nosotros nunca invitamos al Presidente Regional, y mucho menos se apareció en las sesiones del Foro. Invitamos sí, a dirigentes de la Asamblea Regional y de diversas organizaciones sociales a dialogar con algunos investigadores sobre el tema de movimientos sociales y dentro de ese contexto, analizar el paro más allá de los gritos y discursos de plaza...En ese sentido, la cosa salió muy bien por cierto.
Así que hay una confusión, el Presidente Regional jamas tomó partido por el Foro que impulsamos, per osi es verdad que demoró en reaccionar políticamente. Por ello, es que jamás lo hubiesemos invitado al Foro. Sospecho que si iba por su cuenta, los asistentes al Foro lo hubieran "apanado" ...
saludos
Jorge Millones
Crónica del Primer Foro Solidario del Cusco
Crónica de lo que fue el Primer Foro Solidario del Cusco realizado los días 21, 22 y 23 de febrero, incluyendo breves resúmenes de las temáticas tratadas.
Alvaro Campana Ocampo, 10-03-2008
CRÓNICA DEL PRIMER FORO SOLIDARIO DEL CUSCO
Por: Álvaro Campana Ocampo
Hace ya unos meses varios activistas, colectivos, artistas e incluso municipios consideramos conveniente impulsar un Foro en el Cusco. Este, recogiendo el espíritu del Foro Social Mundial, buscaría constituirse en un espacio de encuentro, reflexión y articulación de las diversas organizaciones sociales de esta región. Esto con el propósito de compartir sus experiencias de resistencia, lucha y sus esfuerzos por construir alternativas al neoliberalismo en un mundo cada vez más excluyente, polarizado y antidemocrático. Pero, otro elemento más nos estimulaba: la próxima realización de la Cumbre de los Pueblos, que como contra-cara de las Cumbres a realizarse en el Perú, emulando a los otros lugares donde se realizaron, podría constituirse en un espacio de encuentro de los pueblos y sus organizaciones. En este sentido se trataba de lograr que observáramos ese viejo precepto que afirma que por más locales que sean las luchas y la construcción de las alternativas, no podemos dejar de pensar -y ahora incluso- actuar globalmente.
El Foro fue programado para realizarse los días jueves 21, viernes 22 y sábado 23 de febrero. Pronto ya a realizarse el Foro, nos encontramos con que el día martes 19 la Asamblea Regional del Cusco había convocado a una paralización de 48 horas en lo que se consideraba un intento de privatización de los monumentos históricos. Los días lunes 17 y martes 18 ya se había realizado un paro contundente de los agricultores. Frente a esta situación nos pusimos en el dilema de postergar nuestro Foro, realizarlo así nomás, o articularlo, aportando con él y sus objetivos, con las luchas del Cusco.
Así, finalmente, el Foro se realizó integrándose a la dinámica del Paro, constituyendo en ese contexto, un espacio de reflexión y encuentro. En esa medida decidimos cambiar el día 21 la temática de la mesa desarrollando un conversatorio sobre "Movimientos sociales en América Latina y Balance de las Luchas del Cusco". Esta primera reunión se realizó en el Paraninfo Universitario de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco.
En este conversatorio participó el antropólogo Ramón Pajuelo, quien se refirió a la situación del modelo neoliberal en el mundo: aparentemente vivimos su momento de máximo apogeo, y de hecho las cumbres mundiales pretenden ser el símbolo de este momento para los neoliberales criollos, pero a la vez se mostraba -como era evidente- que se hallaba en un claro momento de declive y crisis teniendo como expresión de esto el avance de los movimientos sociales y las alternativas populares que lo cuestionan a nivel del continente pero incluso a nivel del globo. Las luchas del Cusco se entroncarían con este proceso, y lo que evidencian es que el tejido social y las organizaciones sociales populares se hallan en un momento de recomposición tras décadas de destrucción a manos de la guerra interna (motivo por el cual en el Perú este proceso es más tardío), la crisis económica y la imposición dictatorial del neoliberalismo en lo económico, político y cultural.
Virginia Vargas del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, nos habló de las características de los nuevos movimientos sociales y de las luchas emancipatorias contemporáneas incidiendo en su carácter diverso, presente en el conjunto de dimensiones de la vida. En este sentido las luchas sociales, por mejores condiciones materiales de vida son tan importantes como las luchas identitarias: el movimiento de mujeres, el movimiento indígena, los de identidad sexual, etc.
Intervino también el Director del Periódico Lucha Indígena Hugo Blanco quien puso un énfasis en la dimensión cultural, indígena, de las luchas sociales que hoy se desarrollan en el país y que plantean la urgencia de constituir una alternativa civilizatoria sobre la base de las matrices culturales originarias.
Luego intervinieron el presidente de las Asamblea Regional Efráin Yepez, Martha Quispe Presidenta de la Federación de Trabajadores del Cusco y el presidente de la Federación Universitaria del Cusco. Ellos resaltaron la justeza de las luchas del pueblo cusqueño y pusieron en evidencia la distorsión que los medios de comunicación vienen generando sobre las razones de estas luchas. De la misma manera se hizo un balance de las stucaión de las diversas organizaciones sociales, resaltándose la reconstrucción de la Federación Universitaria del Cusco.
El día 22 se desarrolló el Foro en la ciudad de Izcuchaca, en la Provincia de Anta, provincia fundamentalmente rural en la que la paralización en el contexto del Paro Agrario fue la más exitosa y organizada. El tema de ese día era "Las luchas del Pueblo de Anta, en el contexto de las luchas nacionales y globales". Aquí, se contó con la presencia del alcalde Wilbert Rosas quien habló de la necesidad de construir democracias más sustantivas poniendo como espacio privilegiado para esto los gobiernos locales. Su intervención se orientó a tratar la experiencia de los gobiernos participativos y de la necesidad de construir una democracia de alta intensidad en lucha contra el excluyente, antidemocrático proyecto neoliberal. Intervino también Mario Palacios Presidente de CONACAMI (Coordinadora de Comunidades Afectadas por la Minería) quién planteó la necesidad de refundar el país desde una perspectiva plurinacional, el reconocimiento de los derechos colectivos y territoriales de los pueblos originarios y de propugnar nuevos modelos de desarrollo que no destruyan a la naturaleza, favorezcan a las comunidades.
Roberto Espinoza asesor de la CAOI (Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas) también intervino abordando una problemática urgente y de alcance planetario: el calentamiento global. Este fenómeno que pone al mundo al borde de su destrucción, es resultado de un modelo de desarrollo depredador, del llamado “desarrollismo” y la lógica colonial con que se ha tratado a los pueblos originarios, a las culturas diferentes ya a la misma naturaleza. Situando la problemática agraria en este contexto, expuso sobre la escasez y el significado de la privatización del agua, de su contaminación por parte de las mineras, de los intentos privatizadores de la amazonía, y la nula intención de los gobiernos neoliberales por afrontar seriamente estos problemas debido a sus políticas protransnacionales. Hugo Blanco intervino integramente en Quechua tratando la relación entre comunidad, la política y la identidad, de lo crucial que es asumir la identidad originaria para construir un mundo alternativo. Luego se hizo un debate que duró varias horas, además de cerrarse la Jornada en el Yachaywasi con un Acto Cultural y un Pasacalle.
Ya el último día, en el Centro de la Cultura Solidaria Qosqowasinchis del Cusco, se realizaron dos mesas: Una denominada "Movimientos sociales y recursos naturales" con la participación del especialista en políticas de hidrocarburos Vladimir Pinto del Centro Racimos quien mostró las características de la explotación petrolera trasnacional en el Perú, así como los efectos que tendrá la implementación del IIRSA (Iniciativa de Integración Regional Sudamericana). Con Roberto Espinoza se abordó la problemática de los pueblos indígenas amazónicos. Con Mario Palacios la problemática de las comunidades afectadas por la minería. Daniel Mathews, a nombre del Frente de defensa de Chilca, habló sobre la construcción de una termoeléctrica en sus playas, la desaparición de los huertos hundidos construidos en milenios para la agricultura en las zonas desérticas y del daño que provocarán estos proyectos. Además intervino Enrique Fernández activista y asesor del movimiento cocalero.
Luego de talleres realizados con los participantes se procedió a la realización de la Mesa denominada “Movimientos Sociales y Alternativas al Neoliberalismo”, con la participación de Bertha Blanco del Movimiento Nacional de Mujeres Bartolina Sisa de Bolivia quien habló de las experiencias de los movimientos sociales en Bolivia, Peter Waterman, Intelectual Inglés activista del Foro Social Mundial que intervino sobre la relación entre el viejo sindicalismo y la emergencia de los nuevos movimientos sociales así como del énfasis de las luchas altermundistas en la dimensión emancipatoria de las alternativas a construir. Roberto Ojeda Escalante del Instituto de Investigaciones Amaru Teqse del Cusco, disertó sobre las experiencias de los colectivos contraculturales en el Cusco, y el activista y documentalista Italiano Lorenzo Grimaldi sobre el Movimiento Zapatista en México. Jorge Miyagui artista plástico habló sobre los artistas y la lucha desde el arte por la democratización de la cultura, sobre todo en un contexto colonial como el peruano. Finalmente intervino un miembro de Qosqowasinchis que orientó su participación al tema del comercio justo y la economía alternativa.
Después de la actividad se hizo una asamblea preparatoria de cara a un nuevo encuentro en Abril y las tareas de cara a la Cumbre de los Pueblos ha realizarse
Gracias Jorge. Claro que pueden incluir el texto en la publicacion que mencionas.
Muchos saludos.
Y ES QUE HAY ALGO MÁS, QUE A SIMPLE VISTA NO SE VE
Debajo de las agendas enarboladas por las marchas y paros en Cusco, hay algo que en verdad no se ve, pero se mueve. Hay que ajustar un poco la mirada nomás y sacarse los lentes estructuralistas y economicistas. Por eso, me parece notable el enfoque de Guillermo Salas sobre la ideología y las mentalidades en Cusco, visibilizan un tejido mental en proceso, con la potencia de preludiar algo mas articulado, pero no abstracto, sino sobre la base de cosas muy concretas, que se articulan lamentablemente, solo como negatividad, como crítica, digamos como una “rabia”, pero como comienzo esta muy bien.
Son reivindicaciones que suelen salir de tanto en tanto, pero por lo tradicional de las formas de protesta, por lo tradicional de las organizaciones sociales y la manera igualmente tradicional de ver la política de la Asamblea Regional y las organizaciones sociales, no se visibilizan. Detrás de las jornadas de protesta en el Cusco, debajo del rechazo de las leyes contra el Patrimonio, hay una serie de “rabias” que emergen. Al ver la tele, probablemente la mayoría diga: “¡Encima de todo lo que tenemos que pasar para sobrevivir, nos insultan y nos quieren quitar el patrimonio!”.
“Todo lo que tenemos que pasar para sobrevivir”. Justamente, la primera “rabia” es muy concreta, muy real, muy física. Tiene que ver directamente contra el costo de vida, lo que nos cuesta a la gran mayoría seguir vivos en un país como este. Eso nos remite al modelo económico, al modelo que desde Fujimori, lejos de cambiar, se ha radicalizado: el Neoliberalismo. Y aunque Fujimori este siendo juzgado, y, esté Montesinos preso, el modelo económico que impusieron con una dictadura, continúa. La agenda neoliberal y privatista es intocable, y los medios de comunicación critican, pero dentro de estos inamovibles marcos, jamás imaginan la posibilidad de razonar por fuera de esto. A lo mucho, las noticias más críticas son por la mala gestión de lo establecido, pero no se critica lo establecido sistémicamente. La traición del toledismo y del aprismo al pueblo peruano, es evidente, cuando miramos su derrotero económico.
La segunda “rabia” tiene que ver con la exclusión. En Cusco sentimos (recalco sentimos) que Lima nos excluye. ¿Y de qué nos excluye? Para empezar del “desarrollo” que lograrán con nuestros recursos naturales. Desarrollo que no nos desarrolla, sino que nos enrolla, de problemas. Todos los megaproyectos de desarrollo a partir de nuestros RRNN, todos, han traído como consecuencia, desastres ambientales y desalojo de comunidades. La construcción de grandes carreteras, de gaseoductos y de mineras, trajo como consecuencia cualquier cosa menos “desarrollo”. ¿O será que el desarrollo es justamente eso, la indiscriminada construcción de moles tecnológicas, de concreto y nada más?
Y aquí salta otra cosa que moviliza, pero aún no se expresa políticamente: Autonomía Regional, que se expresa en la gestión democrática y participativa de nuestros recursos naturales y de nuestro patrimonio. Pero no, el gobierno sigue diciendo que lo nuestro es del ESTADO, y, todo sigue igual: centralizado y nosotros excluidos..
El manejo centralizado de los recursos, impide que los pueblos y las regiones puedan llevar sus destinos, causando dependencia y sometiéndose a los dictados del gobierno central: “Si te portas mal, no te doy recursos, te castigo” Así lo dejó entrever hace poco Del castillo y Alan tuvo que salir a apagar el fuego. Y en los pueblos como el cusqueño, cada cierto tiempo, en las marchas y protestas con motivo de cualquier cosa, saltan consignas sobre Autonomía Regional.
Las ley de la Selva, las leyes de inversión en Cusco, etc. Todas estas medidas se hacen sin diálogo, se piensan y tramitan en Lima en un Congreso que es la institución más deslegitimada, que ha salvado la cabeza a una congresista aprista que debió irse presa, en el mismo momento que en una comunidad los abigeos hacen de las suyas: como se ve, también te excluyen de la justicia.
Además, nos excluyen del derecho a visitar nuestro propio patrimonio. En las autoridades centrales, existe una voluntad antidemocrática, lo demuestran las leyes que salieron, sin una conversación directa con las autoridades del Cusco, sin una convocatoria a las organizaciones sociales.
Desde hace muchos años, el Patrimonio Monumental ha sido desligado del patrimonio que lo forjó, el Patrimonio Cultural Inmaterial, es decir, el espíritu colectivo que sostenido en una historia, lo construyó. Los portadores más legítimos de ese espíritu colectivo, no son evidentemente las autoridades de Lima, los medios de comunicación, los periodistas, los intelectuales, los políticos, ni siquiera los mistis cusqueños, son las comunidades indígenas, sus pobladores, sus organizaciones y sus dirigentes.
Sin embargo, tanto el Estado (INC, museos, universidades, municipios, etc) como la empresa privada (grandes hoteles, empresas ferroviarias, restaurantes, etc) marginan (económica y culturalmente) a los pueblos que por derecho (justamente) de patrimonio, les correspondería ser los más privilegiados. Por el contrario, el circuito turístico incluso de la plaza de armas del Cusco (discotecas y restaurantes) margina a cualquier persona que sea de piel oscura. Cualquier indígena que ose entrar a tal circuito, es inmediatamente expulsado. A menos que se use sus ropas para tomarse fotos con los indios.
La creación del Perú, no supone automáticamente que los comuneros quechuas son inmediatamente peruanos. Ese es un proceso de inclusión muy complicado, si algo reveló las últimas elecciones, es la cantidad de gente de comunidades que no tiene un DNI, salud, educación bilingüe, entre otros tantos derechos básicos que debe tener un ciudadano. Bueno pues, tampoco tiene derecho a visitar el patrimonio que les fue legado por sus ancestros, más directamente que a los demás peruanos, con DNI, con educación, con salud, y con “patrimonio”. Los cusqueños quieren ser parte del Perú, pero no sólo como una postal turística para los gringos, sino con ciudadanías interculturales efectivas.
Otra exclusión fue la APEC, que dicho sea de paso, mientras siga este modelo neoliberal, no nos beneficia en nada, la señora de los anticuchos, seguirá igual con APEC o sin ella. Ahora, no nos da rabia que nos hayan excluido de la APEC, los que pierden son ellos igual van a venir a ver Macchu Picchu, lo que nos da rabia es que nos hayan “castigado” con eso. Como si fuésemos menores de edad “¡Qué se creen estos limeños para castigarnos!”, se escuchaba por las calles de aquí.
Y aquí surge otra “rabia”: el menosprecio. El no reconocimiento de lo legítimas que son las luchas cusqueñas. Como se lo dijeron a Del Castillo, aquí en Cusco hace poco, diversas autoridades cusqueñas: “Usted debe desagraviar al pueblo cusqueño”. En nombre de todos aquellos tuvo que hacerlo. Y el menosprecio que ha llegado hasta el insulto, no es sólo político, es también racial, y creo que ese es el tema que subyace a muchas opiniones políticas.
En ese tenor, tenemos un acumulado de tensiones producidas por ataques, por ejemplo, racistas, que vienen desde Lima, o como bien dice Guillermo en su análisis de la ideología cusqueña, desde lo que ésta ideología interpreta como “Lima”. Desde las elecciones pasadas, los medios y los políticos más “limeños” (léase más racistas, más privatistas, más clase media, mas centralistas, más excluyentes, etc) destilan opiniones que acrecientan esta brecha y alimenta la ideología de Lima la blanca, la horrible, la virreynal: Ahí tenemos a Florez Araoz, Jaime Baily o Martha Hildebrandt. Cuando Flores Araoz suelta comentarios tipo: “Qué le vamos a preguntar a los auquénidos si se firma o no el TLC, pues”. O en las elecciones, cuando Jaime Baily despotricando contra los que iban a votar por Humala, y dice: “Lo que pasa es que allá, en altura, no llega el oxigeno y la gente no puede pensar bien” Y en le caso de la somnolienta congresista fujimorista, bueno, ya sabemos cómo opina de sus colegas indígenas.
Existe una ideología cusqueña que pinta Lima como “aquel lugar de donde vienen todas las cosas malas”, y después de los comentarios qué cite, cómo no. Pero también existe una ideología limeña que se pinta a sí misma, como un centro de poder, que se autolegitima, que se percibe como “aquellos que deben resolver los problemas del país”. En los medios de comunicación periodistas, analistas y autoridades se dicen entre ellos: “Qué hacemos con Cujco” “Cómo resolvemos lo de Ayacucho”, como si el resto del país no pudiese resolver sus problemas, como si las periferias obligadas de Lima fueran propiedad de algunos limeños.
Lamentablemente, estas “rabias” no se politizan, no encuentran un cauce democrático radical (“radical”, en el sentido de Laclau y Mouffe, no de los medios de comunicación). Y esa es la tarea para lograr un país inclusivo, tumbarse una pared, para el ojo legal es sólo un delito, una trasgresión a los derechos del otro. Lamentablemente esas “rabias” si son vistas políticamente por grupos que ven en la violencia una herramienta política de construcción, y ese el peligro, pero más peligroso es negar su existencia y con entender sus orígenes.
Estas manifestaciones populares, políticamente “irracionales”, que aquí hemos denominado rabia, son para el terrible ojo político de Alan García: terrorismo, son las apocalípticas jaurías del hortelano. Ninguno ve, que en esa pared tumbada están las rabias ciegas que actúan así porque no tienen un cauce político, abonando justamente a favor de García y los grandes medios de comunicación de Lima, que en una marcha, buscan siempre la foto de aquel pequeño extremo (extremista) para generalizar con ese extremo a todo el movimiento y deslegitimarlo frente a la opinión pública nacional.
Abrazos cusqueños de un limeño, que ya no dice Cujco, o sea, que no se come las “eses”
Jorge Millones
Me interesa estar al tanto de las leyes y los sucesos de los diversos países del continente. Soy de viajar mucho y por eso constantemente estoy alojado en disintos hoteles 5 estrellas del continente.
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